Tempestades se avecinan,
el torbellino infernal avanza.
Las nubes ceden espacio
a la fuerza del viento.
Se arremolina y avanza aún más.
Grita, grita, es un grito ahogado.
Fuego interior que quema,
buscando una salida.
Una luz, un punto al que alcanzar.
Ya está ahí, incontenible,
las telas se agitan y el huracán,
indómito, se estrella contra ellas.
La..la...ehh, entonces, justo en ese instante,
aparece un reventado minimalista
y me grita
- PEDO!!!!
Así no sobrevivirá ningún poeta
martes, 8 de abril de 2008
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